¡Hola, queridos amigos!

Por fin ha llegado el día: ¡He conseguido deshacerme completamente de las VARICES que tanto tiempo llevaban siendo una auténtica tortura para mí!

Hace solo un mes, me estaba preparando para lo peor. No tenía ni idea de qué hacer para tratar mis varices. Pues bien, ¡ese sufrimiento ya es historia!

¡Estoy lista para llorar lágrimas de alegría y aletear como una mariposa, literalmente y de forma figurada! Pero lo primero es lo primero...

Mucho antes de quedarme embarazada, mi madre me dijo que "era todo un honor para ella" informarme de que, al igual que le había pasado a ella, seguro que me saldrían varices mientras esperaba el bebé. A ella le pasó exactamente lo mismo y a mi abuela también. Ni que decir tiene que esa no era razón suficiente para no tener a mi bebé.

Cuando me quedé embarazada, me prometí a mí misma que cuidaría muy bien de mis piernas.

Empecé a preocuparme cuando se me pusieron las piernas muy hinchadas durante el primer trimestre del embarazo. Fui a ver al médico lo más rápido que pude. Me calmó bastante, porque me explicó que eso no tenía nada que ver con las venas y me dijo que era probable que fuera a causa del calor.

Ojalá no me hubiera dicho eso...

Como me quedé más tranquila, bajé la guardia y dejé de prestarle atención a esas "pequeñeces", y así pasé por alto los primeros síntomas de las venas varicosas:

• pesadez en las piernas después de andar durante un par de minutos;
• arañas vasculares;
• dolor en las piernas que se hace más intenso a medida que pasan los días;
• dolor en músculos y articulaciones;
• calambres musculares por las noches;
• pies fríos constantemente.

No me di cuenta de lo que estaba ocurriendo hasta que un día mi marido se dio cuenta de que tenía unos bultos morados detrás de las rodillas (obviamente, yo no me los había visto al tenerlos por detrás). Cogí un espejito para mirarme detrás de las rodillas y pude ver que tenía unas venas terribles, horribles y feas que se me habían inflamado. ¡Debo confesaros que casi me desmayo! ¿Por qué? ¿Cómo? ¡Yo pensaba que tenía bajo control el tema!

Cuando conseguí recuperarme de aquel shock inicial, decidí leer sobre la enfermedad y acabé participando en foros de debate en los que otras futuras mamás compartían sus experiencias y sus problemas, en su mayoría relacionados con la salud. Descubrí que había mucha gente en mi misma situación.

¿Qué solución sugerían?

En primer lugar, muchas de ellas recomendaban las medias de compresión como la forma más segura para curar la enfermedad.

En segundo lugar, otras sugerían unas pastillas un tanto dudosas recetadas por un médico.

En tercer lugar, también hablaban de diferentes ungüentos y cremas. Algunas futuras mamás defendían su efectividad, pero otras la ponían en duda.

¿Qué podía hacer yo en aquella situación?

Después de haber decidido que iba a comenzar con la solución más segura, mandé a mi marido a la farmacia para que me comprara las medias.

Mientras esperaba a mi marido, de repente pensé: "¿Cómo diablos me las voy a poner ahora?" ¡Estábamos en pleno agosto y hacía un calor increíble!. ¿Cómo me iba a poner unas medias tan gordas? En fin, que salí a la calle solo una vez, y una hora más tarde tuve que volverme a casa porque tenía las medias chorreando (no me malinterpretéis, por favor).

Sí, quizás sea verdad que las medias de compresión funcionan, pero solo te las puedes poner en invierno.

En cuanto a las pastillas... ya me estaba tomando unos cuantos medicamentos recetados por mi médico, y también vitaminas aparte de eso. ¿Merecía la pena poner en riesgo mi propia salud y la de mi bebé? Después de todo, todo el mundo sabe que no existen pastillas que sean completamente seguras, especialmente en el caso de mujeres embarazadas. Así que decidí que las pastillas serían el último recurso.

Al igual que la mayoría de las mujeres que participaban en los debates en línea, yo me decantaba más por los ungüentos y cremas. Pero al final resultó ser que no era tan fácil escoger la crema correcta. Tenía demasiadas dudas.

Pasé otro día pensando en ello... A la noche siguiente, una amiga mía que había sido madre hacía apenas un año me llamó para preguntarme cómo estaba. Le hablé de mis problemas con las venas y le dije que me estaba entrando el pánico porque estaba convencida de que iba a necesitar operarme. Ella me contestó que estaba exagerando las cosas y que no era para tanto. Me recomendó la crema Varikosette . Ella la había usado durante el embarazo. ¡Otro producto de nombre desconocido para mí!

Por supuesto que confío en mi amiga, pero aún así no quería arriesgarme y acudí a la consulta del médico.

Cuando llegué para hacerme un reconocimiento médico, me desanimé un poco desanimado cuando la doctora me regañó por hacer descuidado mis varices. "La hinchazón de las piernas es una enfermedad grave. Deberías haberle dado a su cuerpo más descanso, en lugar de descuidar el problema hasta haber llegado a este punto".

Me recetó una rutina de ejercicios para las piernas y baños en los pies.

Seguidamente le pregunté sobre Varikosette y si podía utilizarla durante el embarazo.

La respuesta de la doctora fue clara: "¡Sí! De hecho, TIENES que usarla".

Me puse muy contenta al oír que la doctora aprobaba la crema Varikosette y de ahí me fui a la farmacia a comprar este remedio milagro. No os lo vais a creer, ¡pero se había agotado en la farmacia! De hecho no la encontré en ninguna de las farmacias a las que fui. Llamé a mi amiga para preguntarle dónde podía comprarla. Me dijo que podía dejarme un poco que le había sobrado a ella y que, si me gustaba, podía pedir Varikosette a través del sitio web oficial.

Esa misma tarde, me apliqué la crema sobre mis piernas cansadas e hinchadas y decidí leer los ingredientes que contenía, para así saber qué podía esperar del producto. Descubrí que solo contenía ingredientes naturales, tales como productos de apicultura, coco, aceite de oliva, cafeína, ginkgo y extracto de castaño de indias, entre otros.

El prospecto decía que la crema mejoraba la circulación sanguínea, acababa con el cansancio, la hinchazón y (¡hurra!) ayudaba a deshacerse de las varices.

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Después de echarme la crema, pude sentir un efecto frío sobre la piel, pero no me molestaba a pesar de que soy alérgica. El prospecto recomendaba aplicar la crema todos los días durante 1-2 semanas, tras las cuales se supone que empiezan a notarse los primeros resultados. Yo los noté al cuarto día.

Semana 1

¿Cuáles fueron los primeros cambios?

• La hinchazón de las piernas disminuyó,
• ya no me dolían, incluso después de andar mucho,
• dejaron de darme calambres musculares por la noche y
• la piel se me puso más tersa.

Gracias a Varikosette , conseguí deshacerme completamente de las venas de araña en 2 semanas. El tamaño de los bultos morados que tenía detrás de las rodillas también disminuyó bastante. Cuando la doctora me preguntó si me estaba funcionando el remedio que me había recomendado su compañera, le mostré los resultados que estaba obteniendo. Se quedó muy sorprendido porque me había visto 15 días antes y la diferencia era enorme.

Estaba deseando contarle a mi madre lo eficaz que había sido el tratamiento con Varikosette . Decidió probarlo ella también y quedó muy satisfecha con los resultados: en tan solo 2 semanas de tratamiento, consiguió superar una enfermedad que había arrastrado muchos años. Ahora, las dos usamos Varikosette y ya no me imagino nuestras vidas sin este producto.

¡Queridos amigos! Si sufrís de varices en cualquiera de las etapas de la enfermedad o si queréis tomar medidas preventivas contra ellas, os recomiendo encarecidamente que probéis Varikosette . ¡No os podéis ni imaginar lo bien que os sentiréis!

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